Sembrador de esperanza. Nota pastoral: Un corazón agradecido. J

Un corazón agradecido

Salmo 103: 1-5; Lucas 17: 15-19

¿Eres tú de los que agradece al Señor por un nuevo día de vida? ¿Consideras importante cada día que pasa como una buena oportunidad para servir al Señor y para disfrutar de todo lo que has recibido?

No todo el mundo lo hace. Hay quienes simplemente viven la vida sin reconocer quien se las da ni porque la tienen, ni para que la viven y mucho menos se acuerdan de levantar a diario su mirada al cielo y decir gracias, Señor por este nuevo día.

Una nueva oportunidad

Cada día es una nueva oportunidad que Dios nos regala para vivir nuevas aventuras, emprender nuevos desafíos, luchar por nuevas metas y ante todo alabar a Nuestro Padre de los cielos porque en cada momento de nuestra vida Él se hace presente y tenemos siempre un motivo de gozo que deseamos expresarle desde el fondo de nuestro ser.

Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre.

Salmos 103:1

¿Habrá algo por lo cual deberíamos agradecer hoy a Dios? Por supuesto que sí.

Y no solo uno sino muchos motivos para levantar tu mirada a los cielos y dar gracias por tantas y tantas bendiciones que vienen sobre nuestras vidas de diferentes maneras.

Queja o gratitud

Desafortunadamente es más común en el ser humano la queja que la gratitud. Por eso tenemos que aprender a ser agradecidos, eso se aprende. Ser agradecido es algo que debe enseñarse y aprenderse.

Aprender a ser agradecidos es un arte que debe convertirse en parte fundamental de nuestro diario vivir.

Uno de ellos, al verse ya sano, regresó alabando a Dios a grandes voces. 

Lucas 17:15

Diez leprosos fueron sanados por El Señor Jesucristo, pero solo uno regresó a El para darle las gracias. Los demás solo mostraron ingratitud.

Por el contrario, David se obliga a alabar y bendecir al Señor por todos sus favores.

Al celebrar el día de acción de gracias, hagámoslo de la mejor manera. Demostremos con nuestros actos que tenemos un corazón agradecido.

A un corazón así, El Señor nunca lo va a rechazar.

¡Bendiciones! Pastor Harold Caicedo

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